A nadie le amarga un dulce
Jardines y cerámica, cerámica y jardines, son las dos dianas de mi inquietud artística, el ying y el yang de una misma intención. Uso cerámica en mis jardines y planto diminutos jardines en mi cerámica. Tierra, belleza, vegetación y cultura.
Un jardín no es del todo la idea que se ha concebido hasta que no han pasado 30 o 40 años y los árboles que lo sostienen alcanzan su porte definitivo. Los jardines son duraderos y cambiantes, fuertes y frágiles a la vez. Como la cerámica, una actividad que me fascina por sus reminiscencias del pasado remoto, de creencias religiosas y de mitos ancestrales.
A nadie le amarga un dulce
Jardines y cerámica, cerámica y jardines, son las dos dianas de mi inquietud artística, el ying y el yang de una misma intención. Uso cerámica en mis jardines y planto diminutos jardines en mi cerámica. Tierra, belleza, vegetación y cultura.
Un jardín no es del todo la idea que se ha concebido hasta que no han pasado 30 o 40 años y los árboles que lo sostienen alcanzan su porte definitivo. Los jardines son duraderos y cambiantes, fuertes y frágiles a la vez. Como la cerámica, una actividad que me fascina por sus reminiscencias del pasado remoto, de creencias religiosas y de mitos ancestrales.
A nadie le amarga un dulce
Jardines y cerámica, cerámica y jardines, son las dos dianas de mi inquietud artística, el ying y el yang de una misma intención. Uso cerámica en mis jardines y planto diminutos jardines en mi cerámica. Tierra, belleza, vegetación y cultura.
Un jardín no es del todo la idea que se ha concebido hasta que no han pasado 30 o 40 años y los árboles que lo sostienen alcanzan su porte definitivo. Los jardines son duraderos y cambiantes, fuertes y frágiles a la vez. Como la cerámica, una actividad que me fascina por sus reminiscencias del pasado remoto, de creencias religiosas y de mitos ancestrales.
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